Uno de los territorios con mayor capacidad de generación eólica de Argentina, la Provincia de Buenos Aires parece finalmente dispuesta a sacar más provecho de ello. En los últimos diez días el gobierno bonaerense anunció dos proyectos que podrían significar un avance sustancial: por un lado, la creación de un polo tecnológico para comenzar a fabricar aerogeneradores nacionales de alta potencia; por el otro, el desembarco de capitales extranjeros que buscan instalar en Tres Arroyos uno de los parques eólicos más potentes del país.
A menos de una semana de que las autoridades del ministerio de Economía bonaerense anunciaran junto a empresarios chinos una inversión de 200 millones dólares para instalar dos centrales eólicas en Reta y Copetonas, sus pares del ministerio de la Producción firmaron el miércoles pasado un acuerdo para impulsar desde Astilleros Río Santiago el desarrollo de tecnología eólica nacional.
El acuerdo, subscripto con la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCYT) y un consorcio público privado del que participa la UNLP, apunta concretamente financiar la instalación de un polo tecnológico capaz producir en serie los primeros aerogeneradores de alta potencia 100% Mercosur.
Sucede que uno de los principales obstáculos que tiene el desarrollo de la energía eólica en nuestro país está en que casi la totalidad de los equipos deben ser importados, lo que eleva su costo de instalación a unos 26 millones de pesos por cada aerogenerador. Y es que de las cerca de 8 mil piezas que componen un molino eólico de alta potencia, sólo una se fabrica hoy en Argentina con certificación internacional; las torres de hasta 60 metros de alto que los sostienen. El resto proviene mayormente de Alemania o China.
En este contexto, la gran apuesta del consorcio -integrado también por Metalúrgica Calvino, la empresa bonaerense que ya fabrica las torres- pasa por lograr una turbina eólica que se ajuste a normas de calidad internacional, lo que representa cerca del 60% del costo del aerogenador. Frente a ese desafío, tanto Astilleros Río Santiago como la Universidad Nacional de La Plata juegan un papel fundamental.
“Buscamos desarrollar tecnología eólica propia no sólo para facilitar la puesta en marcha de parque eólicos en nuestro territorio, sino también para empezar a meternos en un mercado que tiene un futuro muy prometedor. De hecho, el Polo Eólico de Buenos Aires constituye hoy la única posibilidad real de llegar a tener en no mucho tiempo un aerogenerador 100% Mercosur”, sostiene María Apólito, la directora de Planeamiento del ministerio de la Producción.
A partir de la firma del acuerdo de financiación -que implica un desembolso cercano a los 48 millones de pesos, la mitad de los cuales sería aportada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y el resto por el Consorcio-, el Polo buscará ahora adquirir un centro de mecanizado para confeccionar en Astilleros piezas que exigen gran precisión.
“El proyecto cuenta con un diseño tecnológico cedido por una empresa argentina y tiene un plazo de 18 meses de duración. En ese tiempo se van a fabricar tres prototipos de turbinas para validarlas internacionalmente. La idea es que una vez obtenida la certificación comiencen a fabricarse en serie”, dice Apólito, señalando la interesante oportunidad que el proyecto le abriría a Astilleros para diversificar así su matriz.
Claro que para ello, primero hay que superar un duro proceso de validación internacional. Es ahí donde el aporte de la UNLP juega un rol decisivo. Como parte del Consorcio, la Facultad de Ingeniería “tiene previsto invertir en equipamiento para encargarse del control de las mediciones de las piezas, la calidad de los componentes, la especificación de materiales, los tratamientos térmicos y la calificación de soldaduras”, explica el ingeniero Carlos Llorente, director del Laboratorio de Investigaciones de Metalurgia Física (LIMF).
A su vez, el Laboratorio de Capa Límite y Fluidodinámica Ambiental (LACLYFA) pondrá a punto un túnel de viento para realizar la calibración de anemómetros, ya que éstos debe estar certificados también por una norma internacional. El objetivo de la Facultad es acreditar su equipo bajo esa reglamentación a fin de quedar habilitada para hacer diferentes ensayos relacionados con el proceso de instalación de un aerogenerador.
Con todo, el aporte de la UNLP en el desarrollo de lo que podría ser el primer molino eólico fabricado íntegramente en el Mercosur va incluso más allá. A través de otro consorcio impulsado en forma paralela por la Agencia Nacional de Promoción Científica, el Grupo de Ensayos Mecánicos Aplicados (GEMA) de la Facultad de Ingeniería trabaja también en el diseño, desarrollo y construcción de palas para aerogeneración.
A pesar de que consume casi la mitad de la energía del país, “toda la electricidad o las materias primas para producirla que utiliza hoy la Provincia de Buenos Aires provienen de afuera de su territorio. La única fuente propia de energía con que cuentan los bonaerenses es el viento. Por eso que me parece excelente que se tome conciencia de que se puede aprovechar mejor”, comenta Erico Spinadel, presidente de la Asociación Argentina de Energía Eólica y un referente del tema a nivel mundial.
Y es que más allá de no contar con otras fuentes propias, los vientos de la Provincia son además de una gran calidad. “En distintos puntos del territorio bonaerense, como el litoral atlántico del sur, Sierra de la Ventana y Tandil, se registran medias de entre 6 y 7 metros por segundo; es decir, más que en la costa del Mar Báltico, uno de los lugares con mayor desarrollo eólico del mundo”, señala Spinadel.
Los cerca de 230 megavatios que generan en total los distintos parques eólicos distribuidos por nuestro país representa menos del 2% de la electricidad presente en la red
¿Hasta qué punto sin embargo el aprovechamiento de esos buenos viento podría cambiar al mapa energético actual? Dado el tipo de redes con que contamos ahora, la respuesta no parece ser muy alentadora.
Según datos de la Asociación Argentina de Energía Eólica, los cerca de 230 megavatios que generan en total los distintos parques eólicos distribuidos por Argentina representa menos del 2% de la electricidad presente en la red, y en el más optimista de los cálculos el aporte eólico podría estirarse hasta 10. Superado ese porcentaje, la red de distribución actual sufriría problemas de inestabilidad”, señalan desde la Asociación.
Pero lo cierto es que si bien el aporte energético que plantea hoy el desarrollo eólico es bastante limitado, se trata de un terreno que estratégicamente ofrece un ventaja adicional: no sólo genera a su alrededor muchos puestos de trabajo calificado sino que representan una de las alternativas más viables frente a un escenario mundial donde la disponibilidad de combustibles fósiles es cada vez menor.