La cámara baja del Parlamento alemán, el Bundestag, aprobó hoy reformas a la Ley de Energías Renovables (EEG) (eólica, energía solar fotovoltaica y otras), una pieza fundamental en la implantación del cambio energético que llevaría al abandono de la energía nuclear en este país europeo.
La aprobación, tras meses de debate parlamentario, se dio con 424 votos a favor y 123 en contra, ya que la oposición ocupa un escaso 30 por ciento de los escaños.
Con la ley, que se prevé entrará en vigor a partir de agosto próximo, se relajaron los objetivos de expansión de las energías renovables y se recortaron las subvenciones a los productores de energía “limpias”.
En el curso del debate en el Parlamento, el ministro de Economía, Sigmar Gabriel, remarcó que con la ley se “logró reducir los costos energéticos”, y añadió que “esto era particularmente urgente”.
El debate sobre el cambio energético y de la ley EEG ha sido marcado por un lado por el aumento de los precios que logró el lobby industrial del país y por las rebajas que las industrias deben pagar al fisco.
Sin embargo, tanto el Partido de los Verde y las asociaciones ambientalistas denunciaron los recortes de las contribuciones para las industrias en Alemania porque consideran que esas medidas están lejos de los objetivos establecidos en la materia.
Consideraron que la meta principal debería estar encaminada a seguir ampliando la producción de electricidad por medio de fuentes renovables, hasta que cubra todas las necesidades del país.
Diputados Verdes acusaron al ministro Gabriel de haber “cambiado la EEG en sentido contrario, ya que lo que tenía que ser una ley a favor de las renovables terminó siendo una ley a favor de fuentes energéticas tradicionales como el carbón”.
“Sigmar Gabriel es la bola de demolición que destruye las energías renovables en nuestro país”, dijo de manera irónica el diputado verde Oliver Krischer, en un comentario que se refiere al cuerpo rechoncho del ministro.
Sin embargo, Gabriel negó las acusaciones de que se privilegia a los grandes grupos industriales por encima del interés de los alemanes, ya que “están en juego decenas de miles de puestos de trabajo”.
Desde hace 14 años, la EEG apoya la extensión de las energías renovables en Alemania y financia con 20 mil millones anuales la producción de energía solar, eólica, geotérmica e hidráulica.
Los costos se trasladan a los precios que pagan los consumidores por la electricidad. Un hogar que consume unos tres mil 500 Kilowatt-hora paga al año unos 218 euros para la energía eléctrica.
La reforma se hizo necesaria, según argumenta el gobierno, porque el aumento de demanda energética estaba provocando una explosión de precios. Este tema jugó un papel fundamental en la campaña electoral de las pasadas elecciones federales en 2013.
La formula actual refleja el intento de encontrar un equilibrio entre los precios para los consumidores y el apoyo a las energías renovables.
Los más críticos argumentan que sólo el sector industrial se beneficia con la medida.