Dos estudios sobre el cambio climático sostienen que el calentamiento global podría ser una catástrofe mayor de lo que se imaginaba y que sus efectos durarán cientos de miles de años.
El primer estudio, publicado por investigadores del Instituto Scripps de Oceanografía en California, explica cómo serían los océanos si no se frena la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2), y la descripción es preocupante.
Los científicos examinaron fósiles que existieron en condiciones de efecto invernadero hace unos 50 millones de años, cuando la concentración de CO2 en la atmósfera era más del doble que en la actualidad, y concluyó que estas condiciones climáticas acabaron con numerosos arrecifes oceánicos.
Debido al calentamiento de las aguas, los arrecifes de coral, también denominados bosques marinos, fueron reemplazados por formaciones de grava, dijo el investigador Richard Norris al portal de Internet Red Orbit. A continuación se produjo probablemente una extinción masiva de especies debido a la falta de plancton, agregó.
Aunque los efectos del calentamiento de ese periodo afectaron especialmente a las profundidades del mar, lo realmente sorprendente es el tiempo que duró: nada menos que 200.000 años. Y esos niveles de concentración de CO2 podrían alcanzarse en nuestro planeta en tan solo 80 años, señala el portal Quarzt.
Otra investigación realizada por el oceanógrafo Richard Zeebe, de la Universidad de Hawai, alerta también de que los efectos del cambio climático podrían durar mucho más de lo que sospechábamos.
Zeebe descubrió que, con el tiempo, la Tierra puede llegar a ser más vulnerable a los gases de efecto invernadero, lo que significa que un aumento relativamente bajo de CO2 puede incrementar de manera significativa las temperaturas.
El pasado mes de mayo se confirmó que la concentración de CO2 en la atmósfera ha alcanzado un nuevo máximo en la historia de las mediciones científicas. La presencia de CO2 en el aire llegó a las 400 partes por millón de moléculas en los registros de la estación atmosférica Mauna Loa (Hawai), considerada el epicentro mundial del estudio de los gases de efecto invernadero desde que comenzó a operar en 1958.