México es el cuarto productor mundial de energía geotérmica, con una capacidad instalada efectiva de 850 megavatios, sin que exista participación del sector privado. Este nivel apenas representa 10 por ciento de sus reservas estimadas y 2.5 por ciento de la capacidad total de generación eléctrica. Esta energía, dentro de las energías renovables, es la de mayor potencial no aprovechado en el país.
Tiene gran potencial de desarrollo en áreas geotérmicas ubicadas en Jalisco, Hidalgo, Michoacán, Puebla, Nayarit, Chihuahua, Chiapas, Guanajuato y Durango para reducir la electricidad generada con combustibles fósiles y las emisiones de gases de efecto invernadero.
De ahí la importancia del crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a Nacional Financiera (Nafin) anunciado la semana pasada por 85.8 millones de dólares, más otros 22.8 millones no reembolsables dirigidos a impulsar por primera vez proyectos privados en el país.
Se prevé aumentar 300 megavatios la producción de electricidad geotérmica con seis nuevas plantas; la capacidad instalada promedio de cada una será de 50 megavatios.
El programa autorizado está insertado dentro de los lineamientos de la reforma energética para diversificar la matriz de generación eléctrica y reducir la dependencia de combustibles fósiles, que representan 80 por ciento, aumentar la competencia en el sector y disminuir costos de producción y tarifas al consumidor. En promedio las tarifas en México son mayores a las de EU en 73 por ciento si se eliminan subsidios y de 25 por ciento si se incluyen.